En curvatura índice,
desahogándose las dos vertientes de desenfreno final
hasta juntarse las dos membranas.
El vértice de tu ser,
la V de victoria,
la flecha donde señala tu centro mujer,
de donde naciste y donde engendraras a los hijos del mañana.
La V es el vaso que sacia mi sed,
lo eterno que me da alas para seguir de pie,
la velocidad,
la vida y hasta la vejez,
adoras de tus entrañas criatura divina.
Como veneno que ofreces también,
hasta mi absorto viaje de placer.
De vulgares no es esta trama
y con un vacilar de aire fresco en la brisa de la mañana,
volveré a verte otra vez,
cuando entiendas que mis besos,
con V de valor se escriban cada vez.
Valiente en mi lucha
vabagundo acabaré,
al caer asi rendido
entre tus piernas tras vencer.
Son visiones desde este vertice de tu ser.
Momo Diaz