"La obra Maestra"
De gran astro lleno de agua
bosques y tierra,
se sacia el hombre de ti
y aun así tiene hambre,
y come todo cuanto le rodea,
y aún así crea lo que no es de naturaleza,
lo que no viene de la tierra,
lo devora,
así al mundo envenena.
Convertir el mar en vino
es lo que le queda
pero los peces ya son panes,
que de abasto no llegan.
Que la tierra es lo que
para un animal su presa,
y llegaste hasta los polos
y disolviste la creación.
No quites ahora los ojos,
y mira con aguda atención.
Que de norte a sur,
se irán derritiendo,
y todo el mar se unirá en uno,
uno tan sólo llamado Proeza,
creado con toda conciencia
por la que es la Madre,
naturaleza.
Así la tierra quedará invadida
por aguas de tal dimensión,
que toda la esfera azul sería.
Y sucumbirá al final en total sequía,
cuando se desborde toda energía
dejando ya de ser esfera,
a llegar a verse sólo
la tierra seca
sin su armonía
sin rastro de Proeza.
Apareciese entonces
el esqueleto del mundo,
de color rojo en sus cortes
se quedará en su total interior,
toda su entraña mostrada al desnudo,
llena de precipicios hasta su corazón.
Será la tierra separada por abismos,
y rugirá de dolor,
tan graves y sonoros latidos,
que no habrá de nuevo marea
ni corrientes u olas,
que amortigüen tu fuerza,
ninguna vibración como antes en tus aguas,
vendrá entonces tu mayor desesperación,
tu mejor don de la creación.
Y volverá a la tierra lo que es de la tierra,
cuando el universo sienta tu fiereza
y el sol haga tan fuerte que estremezcas.
Que una gran explosión unirá con lazos
lo que será la nueva belleza,
y caminos ocultos crecerán entonces,
y construirás de nuevo,
nuevos órganos,
y esqueleto será otro mundo,
ya no llamado tierra.
Donde no habrá más luz
como la que ciegue cada día el sol
y cada noche la luna,
de un abismo a otro se verá
la mañana y la madrugada
en el mismo instante cada momento,
conectadas una a una,
sólo por fuerte viento.
Aparecerán las nuevas hadas,
transportándose a gran velocidad
mediante sus doradas alas,
de un confín a otro,
dejando caer de su par agitadas
un polvo de oro
bañando tu vergüenza,
creando alfombras de brillantes piedras,
bañándote con sus riquezas,
sembrarán tus nuevas raíces,
y crecerá nueva naturaleza.
Lejos de cualquier idea concebida
te inundará de nuevo color,
creando tu nueva esencia enriquecida.
Y en cada latido de tu corazón,
vibrará la tierra,
convirtiendo en un baile de polvo
todo un mundo de oro
flotando en tu nuevo cielo,
además de laberintos y hadas,
ante el universo,
diríjanse a ti todas sus miradas.
Este es el nuevo mundo,
en el que no hay cavidad para el hombre,
enviado por sí mismo a la palestra,
por su sed de todo, por toda su hambre.
En ningún escrito,
o en todo libro en blanco y sin nombre,
bienvenidos pues,
a la obra maestra.